Durante los últimos dos años, la construcción de vivienda social vivió el coletazo económico de la pandemia. Las altísimas tasas de interés causaron desistimientos en viviendas de interés social adquiridas en preventas con la expectativa de subsidios financiados con inversión pública. Durante el primer semestre de este año en curso, las principales variables macro que inciden en el sector ya se estabilizan, y en simultánea, también despegan nuevos proyectos. La vivienda social es un sector donde la demanda determina la oferta. La capacidad de compra de las familias de bajos ingresos depende del precio de la vivienda y del acceso al crédito, y la industria está siempre dispuesta a producir las viviendas que las familias colombianas tengan la capacidad de comprar. Hoy en día es válido hablar de reactivación del sector para recuperar confianza, considerando que durante dos años el gremio se dedicó a adjudicarle al gobierno una supuesta catástrofe, pero lo que en realidad se vivió fue el resultado de la coyuntura macroeconómica y la política sectorial implementada durante la pandemia; pero la verdad lo que el sector necesita hoy son acciones para la estabilidad, pues su dinámica real -que no es sorpresa- es de recuperación.
Considerando la actual situación fiscal y presupuestal y lo que viene para el año 2025 en materia de inversión pública, la primera y más importante acción para la estabilidad de la construcción de vivienda social en el país, es garantizar para el año entrante los 50 mil subsidios de Mi Casa Ya establecidos en el Plan Nacional de Desarrollo, con sus correspondientes coberturas a la tasa de interés. Un recorte de 1.7 billones de pesos en la inversión de Minvivienda para 2025 es una situación crítica, que debería ser revisada con lupa y reconsiderada por el Congreso. Y para este año la estabilidad significa tramitar las coberturas a la tasa de interés, recurso que en la práctica permite que las familias de bajos ingresos puedan cubrir su cuota hipotecaria.
Las preasignaciones de Mi Casa Ya para vivienda de interés prioritario-VIP, subsidios garantizados desde el momento de la venta y hasta por 24 meses, están funcionando muy bien. Una gran oportunidad para nivelar el sector es ampliar las preasignaciones al rango VIS, únicamente para los departamentos rezagados: Nariño, Boyacá, Risaralda, Quindío, Caldas, Cesar, Córdoba y Sucre.
Lo que no es conveniente es incrementar los topes de VIS que hoy están en 135 smmlv hasta 150 smmlv, porque su impacto directo será sobre el consumidor. Esa medida seguirá alejando a las familias de la posibilidad de acceder a vivienda propia; la única excepción razonable es el archipiélago de San Andrés y Providencia, donde es imposible construir una vivienda con los topes de precios actuales. Y tampoco es conveniente asignar recursos públicos para subsidiar viviendas no vis, ni para la cuota inicial ni para la tasa de interés, pero hoy nos podemos ahorrar ese debate porque todos sabemos que plata no hay.